miércoles, 2 de septiembre de 2015



LA HABANA


         Cuba es un país anclado en el tiempo; a partir del triunfo de la revolución el 1 de Enero de 1959 el progreso se detuvo y la desidia y el abandono ocuparon su lugar.

         Desde entonces, aparte de las expropiaciones de tierras, industrias y edificios, los particulares no han podido arreglar sus viviendas por las prohibiciones impuestas por los nuevos gobernantes y la escasez de medios. Lo único que podían hacer era hacinarse al aumentar la familia y sobrecargar los edificios.

         Da pena ver las calles de La Habana, Vedado o Miramar con imponentes edificios en ruinas o en un estado calamitoso, con fachadas desconchadas y sin pintar y con ventanas sin cristales, salvo los edificios públicos o turísticos.

         Por eso, ahora, muchos de los edificios de la parte vieja de la ciudad se están derrumbando como fichas de dominó, ya que cuando se desploma uno, los inmuebles colindantes corren el mismo peligro.

         Pero lo mismo ocurre con las calles y carreteras. Salvo algunas principales (Malecón, Quinta Avenida, etc.) las demás calles están sin pintar, llenas de socavones y con una iluminación casi nula, lo que convierte la circulación de vehículos por la noche en una peligrosa aventura al tener que sortear coches parados, carros con animales, bicicletas o peatones que se meten en la calzada para parar a los “taxis privados”. E igual ocurre con las carreteras, en las que tampoco existen carteles indicativos e informativos.

         En las calles y carreteras principales existe mucha vigilancia, pero no así en las demás; prueba de ello es que las viviendas particulares tienen “custodios” o rejas y vallas por todas partes. Los tendederos de ropa en las terrazas de las viviendas son auténticas “pajareras” o “gallineros” porque están totalmente enjaulados para evitar el robo de la ropa tendida.    

         Existe una injustificada desproporción entre la propaganda oficial y la vida real. Los logros de la revolución han sido escasos y las muchas deficiencias que existen no se pueden achacar al “bloqueo” tras 56 años de gobierno de los hermanos Castro, sostenidos primero por la URSS, después por el venezolano Chávez y actualmente por China.

         Aparte del Ejército, no existe transporte ni logística; las cosechas que los particulares tienen que dar al Estado se pudren en los campos y los productos chinos llegados por barco al puerto de Mariel se amontonan en las instalaciones portuarias a la espera de camiones para su distribución.
        
La moneda nacional es el peso cubano CUP, pero en las tiendas, hoteles y restaurantes se utiliza el peso convertible CUC, que equivale a 24-26 pesos cubanos. Los salarios de la mayoría de los trabajadores son de 250 a 500 pesos cubanos mensuales, lo que equivale a 10 o 20 CUC. Por su parte 1 CUC equivale a 1 dólar $; si vas a cambiar 1 euro € te dan el valor del dólar en CUC, pero si vas a cambiar dólares te dan 0,85 ó 0,90 CUC, ya que aplican un impuesto de un 10% y una comisión de un 2%.

         La compra diaria es una odisea; tienes que visitar varios supermercados estatales y tiendas particulares para encontrar los alimentos más básicos. Y los precios no son precisamente socialistas. Una cerveza nacional “Cristal” 1 CUC; una cerveza mexicana “Sol” o de la República Dominicana “Presidente” 1,20 CUC; una botella de vino de mesa español 8 CUC; una botella de aceite de oliva español virgen extra 18 €, etc. Y en lugar preferente te puedes encontrar una botella de ron Havana Club selección especial por el módico precio de 1.700 CUC; o un puro habano Cohíba Behika por tan solo 50 CUC la unidad.

         Y en los restaurantes esos precios se disparan: una vaso de vino 3 CUC, una botella de vino 20 CUC, un mojito o un daiquiri 5 CUC: espectáculo en Tropicana 100 CUC.

Como pueden fácilmente comprender, para un trabajador que gana 250-500 pesos cubanos o 10-20 CUC es totalmente prohibitivo acudir a los lugares que he citado y adquirir cualquier producto de los reseñados; de ahí que los trabajos más solicitados sean los relacionados con el turismo o con la distribución de productos por las propinas y por los productos “sobrantes”, ya que la vida diaria de los cubanos es de pura y simple subsistencia y tienen que ganarse la vida a través de la economía sumergida y del estraperlo.     
          
Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo, puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo (Abraham Lincoln).

Luis M. Garrido.
Abogado.