MISMAS PROFESIONES CON DIFERENTES NOMBRES
Hace tiempo que se puso de
moda cambiar los nombres a los trabajos y la denominación de las profesiones. Y
no me refiero solamente al empleo de anglicismos (CEO, manager, senior, junior,
marketing, big data, hacker, smart city, E-commerce, etc.) ni tampoco a los
cambios impulsados por imperativos de género, sociales, raciales, culturales, religiosos
o políticos.
Me refiero al cambio del
nombre dado durante mucho tiempo a multitud de profesiones que, conservando básicamente
las mismas características, han trasformado su denominación, algunas veces con
afán de intentar darles un pretendido mayor prestigio o reconocimiento social y
otras tantas por pretender camuflar supuestos complejos o sentimientos de
inferioridad.
Y así, mutatis mutandi:
Los albañiles se consideran constructores o promotores de edificios.
Los oficiales de la construcción
son especialistas en edificación o
técnicos de obra.
Los fontaneros y
electricistas se llaman técnicos de instalación
o mantenimiento.
Y los peones personal auxiliar
o subalterno.
Los aprendices ahora son becarios.
Los banqueros y prestamistas
se denominan intermediarios y asesores
financieros.
Los barberos y peluqueros se
llaman estilistas.
Los barrenderos o limpiadores
son operarios de limpieza, higiene y
desinfección.
Los carpinteros son ebanistas.
Los chatarreros se han
reconvertido en gestores de residuos
sólidos.
Los cocineros han pasado a
denominarse restauradores o chef.
Los conductores han cambiado su
denominación a transportistas o
distribuidores de mercancías.
Los empleados de hogar se
denominan personal de servicios
domésticos.
Los funcionarios de prisiones
han mutado en personal de instituciones
penitenciarias.
Los jardineros han cambiado a
técnicos en jardinería y plantas.
Los jefes de personal ahora
son directores de recursos humanos.
Y los jefes de compras directores de recursos materiales.
Los locutores son comunicadores.
Y los periodistas informadores.
Los maestros y profesores se
han reconvertido en educadores y
personal docente.
Los maquilladores han mutado
a esteticistas.
Los mecánicos han pasado a
ser especialistas o técnicos de
vehículos o maquinaria.
Los peritos son ingenieros técnicos.
Los pintores se han
transformado en decoradores.
Los policías son agentes de los cuerpos de seguridad del
estado.
Los militares son miembros de las fuerzas armadas.
Y los soldados efectivos militares.
Los porteros de lugares de
ocio pasan a denominarse coordinadores
de control de personal.
Y los de fincas urbanas ahora
son conserjes de edificios comunitarios.
Los repartidores se denominan
especialistas en logística y
distribución.
Y los de propaganda carteros comerciales.
Los sastres y modistos se han
tornado en diseñadores.
Los Secretarios Judiciales han
pasado a ser Letrados de la
Administración de Justicia.
Y los Oficiales, Auxiliares y
Agentes judiciales se han transmutado en Cuerpo
de gestión procesal, tramitación administrativa y auxilio judicial.
Los vendedores se denominan comerciales o supervisores de ventas.
El que tiene un negocio de
cualquier tipo es un empresario.
El que tiene una idea o interés
por hacer algo se considera un promotor
o emprendedor.
Y el que tiene conocimientos
sobre un asunto concreto quiere ser tratado como un experto, asesor o consultor.
Los despidos no existen, se trata tan solo de reajustes de personal.
La emigración tampoco; ha
pasado a ser movilidad geográfica.
Y la crisis ni se nombra, se llama desaceleración económica.
Ha llegado a tal extremo el
afán de presumir que un ingeniero técnico agrícola que conocí se anunciaba y publicitaba
como EUROINGENIERO.
Luis M. Garrido.
Abogado.