viernes, 24 de abril de 2020








MISMAS PROFESIONES  CON DIFERENTES NOMBRES


Hace tiempo que se puso de moda cambiar los nombres a los trabajos y la denominación de las profesiones. Y no me refiero solamente al empleo de anglicismos (CEO, manager, senior, junior, marketing, big data, hacker, smart city, E-commerce, etc.) ni tampoco a los cambios impulsados por imperativos de género, sociales, raciales, culturales, religiosos o políticos.

Me refiero al cambio del nombre dado durante mucho tiempo a multitud de profesiones que, conservando básicamente las mismas características, han trasformado su denominación, algunas veces con afán de intentar darles un pretendido mayor prestigio o reconocimiento social y otras tantas por pretender camuflar supuestos complejos o sentimientos de inferioridad.

Y así, mutatis mutandi:
Los albañiles se consideran constructores o promotores de edificios.
Los oficiales de la construcción son especialistas en edificación o técnicos de obra.
Los fontaneros y electricistas se llaman técnicos de instalación o mantenimiento.
Y los peones personal auxiliar o subalterno.
Los aprendices ahora son becarios.
Los banqueros y prestamistas se denominan intermediarios y asesores financieros.
Los barberos y peluqueros se llaman estilistas.
Los barrenderos o limpiadores son operarios de limpieza, higiene y desinfección.
Los carpinteros son ebanistas.
Los chatarreros se han reconvertido en gestores de residuos sólidos.
Los cocineros han pasado a denominarse restauradores o chef.
Los conductores han cambiado su denominación a transportistas o distribuidores de mercancías.
Los empleados de hogar se denominan personal de servicios domésticos.
Los funcionarios de prisiones han mutado en personal de instituciones penitenciarias.
Los jardineros han cambiado a técnicos en jardinería y plantas.
Los jefes de personal ahora son directores de recursos humanos.
Y los jefes de compras directores de recursos materiales.
Los locutores son comunicadores.
Y los periodistas informadores.
Los maestros y profesores se han reconvertido en educadores y personal docente.
Los maquilladores han mutado a esteticistas.
Los mecánicos han pasado a ser especialistas o técnicos de vehículos o maquinaria.  
Los peritos son ingenieros técnicos.
Los pintores se han transformado en decoradores.
Los policías son agentes de los cuerpos de seguridad del estado.
Los militares son miembros de las fuerzas armadas.
Y los soldados efectivos militares.
Los porteros de lugares de ocio pasan a denominarse coordinadores de control de personal.
Y los de fincas urbanas ahora son conserjes de edificios comunitarios. 
Los repartidores se denominan especialistas en logística y distribución.
Y los de propaganda carteros comerciales.
Los sastres y modistos se han tornado en diseñadores.
Los Secretarios Judiciales han pasado a ser Letrados de la Administración de Justicia.
Y los Oficiales, Auxiliares y Agentes judiciales se han transmutado en Cuerpo de gestión procesal, tramitación administrativa y auxilio judicial.    
          Los vendedores se denominan comerciales o supervisores de ventas.
          El que tiene un negocio de cualquier tipo es un empresario.
          El que tiene una idea o interés por hacer algo se considera un promotor o emprendedor.
          Y el que tiene conocimientos sobre un asunto concreto quiere ser tratado como un experto, asesor o consultor.

          Los despidos no existen, se trata tan solo de reajustes de personal.
          La emigración tampoco; ha pasado a ser movilidad geográfica.
          Y la crisis ni se nombra, se llama desaceleración económica.
  
          Ha llegado a tal extremo el afán de presumir que un ingeniero técnico agrícola que conocí se anunciaba y publicitaba como EUROINGENIERO.


Luis M. Garrido.
Abogado.

domingo, 12 de abril de 2020








REQUISITOS PARA SER POLÍTICO


Cuando alguna persona quiere hacer algo, bien sea realizar un acto o disponer de una cosa, ejercer una profesión u oficio o simplemente ejercitar una actividad, pública o privada, en la mayoría de las ocasiones se le exigen una serie de requisitos o condiciones para poder efectuarlo a través de procesos selectivos y formativos.

Y así, para ejercer determinadas profesiones u oficios, se exige con carácter general tener determinadas condiciones físicas que se evalúan con reconocimientos médicos y pruebas a fin de verificar determinadas circunstancias personales (altura, peso, visión, capacidad pulmonar, masa muscular, etc.) u otros índices tendentes a excluir a las personas que tengan defectos físicos o psíquicos que impidan o menoscaben la capacidad funcional u operativa necesaria para desempeñar las tareas propias de la actividad.

Dichas pruebas físicas se complementan con otras como no padecer enfermedades, test de personalidad, pruebas psicotécnicas y entrevistas a fin de determinar posibles limitaciones, físicas o psíquicas, incompatibles con las funciones a desempeñar a fin de evitar riesgos, sobre todo en el manejo de máquinas u objetos peligrosos o toma de decisiones trascendentes.

También se exigen conocimientos teóricos de todo tipo: títulos de formación superior (estudios universitarios de grado, licenciatura o  doctorado), media (técnicos, bachilleres o formación profesional) o elemental (graduado escolar o cursos de formación). Y en muchas ocasiones se añaden exámenes de ingreso u oposiciones y posteriores períodos formativos y prácticos.

Además, para poder acceder a cualquier empleo público, se exigen conocimientos básicos sobre el funcionamiento y estructura de los principales órganos del Estado, así como de las leyes generales que rigen la administración pública.

A nivel particular, para poder conducir vehículos a motor se requiere, además de un informe de aptitud psicofísica emitido por un Centro de Reconocimientos de Conductores, superar unas pruebas teóricas y prácticas, así como realizar diversas maniobras según el tipo de permiso: ciclomotores, motocicletas, turismos, camiones, autobuses, mercancías peligrosas, etc.

Para utilizar armas de caza se exige superar unas pruebas teórico-prácticas para evaluar la aptitud y habilidad en su manejo. Y para obtener el carnet de manipulador de alimentos hay que tener conocimientos básicos sobre higiene y limpieza en la preparación y conservación de los alimentos para evitar riesgos para la salud.

Más aún, para comprar y utilizar productos fitosanitarios para fumigar su propia casa o jardín es obligatorio tener el carnet de manipulador de herbicidas o plaguicidas (particular o profesional) con la finalidad de tener conocimientos básicos sobre control de plagas, contaminación de suelo y agua y eliminación y reciclaje de residuos.

Sin olvidar que estos permisos, autorizaciones o capacitaciones tienen que ser renovados periódicamente para verificar que las aptitudes requeridas para poder realizar esas actividades no se han perdido o disminuido por el transcurso del tiempo.

Incluso para el ejercicio de derechos políticos como ser miembro de un jurado popular o vocal de una mesa electoral se exige saber “leer y escribir” y para ser presidente tener el título de bachiller o formación profesional.

Pero para ser político en todos sus niveles (local, provincial, autonómico, nacional y europeo como concejal, alcalde, diputado, senador, parlamentario, consejero, ministro o presidente) no se exige ningún requisito, a excepción de ser mayor de edad y no estar inhabilitado para ejercer cargo público por sentencia judicial firme.

Es decir, se puede ser analfabeto, imbécil* o tonto de solemnidad y ejercer cualquier cargo público de los mencionados, pero para ser empleado público a las órdenes de los políticos o bajo su mando, sea cual sea su categoría o nivel, se exigen aptitudes psicofísicas y conocimientos generales o específicos en las distintas materias.

Principio de Hanlon: Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez.

* Imbécil: RAE: alelado, escaso de razón o poco inteligente.   


Luis M. Garrido.
Abogado.