MISMAS PROFESIONES, NOMBRES DIFERENTES
Se ha puesto de moda cambiar los nombres a
las cosas y a las personas. Y no me refiero solamente al empleo de anglicismos.
Determinados sectores quieren cambiar las
palabras que se emplean normalmente alegando imperativos de género, sociales,
raciales, culturales, políticos, etc.
Y lo mismo ha ocurrido con las profesiones
que, aunque siguen siendo básicamente las mismas, han transformado su
denominación, muchas veces por complejos o sentimientos de inferioridad.
Los cocineros han pasado a denominarse restauradores o chef; los peluqueros se
llaman estilistas o esteticistas;
los peritos son ingenieros técnicos;
los maestros se titulan profesores de
educación; los sastres y modistos se han reconvertido en diseñadores; los empleados de hogar han
mutado en personal de servicios
domésticos; los pintores se han transformado en decoradores; los conductores y repartidores en distribuidores de mercancías; los consejeros en asesores y consultores; los jefes de
personal en directores de recursos
humanos y los jefes de compras en directores
de recursos materiales; los fontaneros y electricistas son técnicos de mantenimiento de edificios;
los barrenderos son especialistas en
limpieza; los albañiles son auxiliares
de ingeniería y los peones personal
subalterno; los porteros son coordinadores
de personal; los mensajeros se denominan especialistas en logística y distribución; los jardineros son técnicos en plantas y los mecánicos han
pasado a ser especialistas en
mantenimiento de vehículos o maquinaria.
El que tiene un negocio de cualquier tipo es un empresario; el que quiere hacer algo es
un promotor o emprendedor y el que
conoce un tema es un experto.
Los despidos se denominan reajustes
de personal, la emigración ha pasado a ser movilidad geográfica y la crisis es tan solo una desaceleración económica.
Ha llegado a tal extremo el afán de aparentar que un ingeniero
técnico agrícola me dio una tarjeta de visita en la que, debajo de su nombre, publicitaba
con grandes letras de relieve su profesión: EUROINGENIERO.
Luis
M. Garrido.
Abogado.
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