martes, 10 de febrero de 2015




MISMAS PROFESIONES, NOMBRES DIFERENTES


     Se ha puesto de moda cambiar los nombres a las cosas y a las personas. Y no me refiero solamente al empleo de anglicismos.

     Determinados sectores quieren cambiar las palabras que se emplean normalmente alegando imperativos de género, sociales, raciales, culturales, políticos, etc.

      Y lo mismo ha ocurrido con las profesiones que, aunque siguen siendo básicamente las mismas, han transformado su denominación, muchas veces por complejos o sentimientos de inferioridad.

     Los cocineros han pasado a denominarse restauradores o chef; los peluqueros se llaman estilistas o esteticistas; los peritos son ingenieros técnicos; los maestros se titulan profesores de educación; los sastres y modistos se han reconvertido en diseñadores; los empleados de hogar han mutado en personal de servicios domésticos; los pintores se han transformado en decoradores; los conductores y repartidores en distribuidores de mercancías; los consejeros en asesores y consultores; los jefes de personal en directores de recursos humanos y los jefes de compras en directores de recursos materiales; los fontaneros y electricistas son técnicos de mantenimiento de edificios; los barrenderos son especialistas en limpieza; los albañiles son auxiliares de ingeniería y los peones personal subalterno; los porteros son coordinadores de personal; los mensajeros se denominan especialistas en logística y distribución; los jardineros son técnicos en plantas y los mecánicos han pasado a ser especialistas en mantenimiento de vehículos o maquinaria.    

      El que tiene un negocio de cualquier tipo es un empresario; el que quiere hacer algo es un promotor o emprendedor y el que conoce un tema es un experto.
        
     Los despidos se denominan reajustes de personal, la emigración ha pasado a ser movilidad geográfica y la crisis es tan solo una desaceleración económica.
  
      Ha llegado a tal extremo el afán de aparentar que un ingeniero técnico agrícola me dio una tarjeta de visita en la que, debajo de su nombre, publicitaba con grandes letras de relieve su profesión: EUROINGENIERO.
 
         Luis M. Garrido.

Abogado.

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