miércoles, 23 de diciembre de 2015




PREGÓN DE FIESTAS


Pregón significa discurso y alocución, pero no teman porque mi disertación será breve para que no ocurra como asevera el refrán: tras cada pregón, azote.

Pregón alude, igualmente, a proclama y aviso. En sentido estricto es el anuncio de los festejos a celebrar. Por ello, pregonero es el divulgador y notificador; más, teniendo a mano el programa de festejos o conociendo su programación, huelga que yo les proclame o difunda su contenido, ya que pregonero tiene otras muchas acepciones distintas, como murmurador o indiscreto.

En la antigüedad las ferias eran reuniones de mercaderes que negociaban sus productos en la comarca o región, pero con la industrialización las ferias de ese tipo acabaron debido, sobre todo, al desarrollo de las comunicaciones. No obstante, feria sigue siendo mercado o muestra.

La feria está íntimamente ligada a la fiesta. La palabra feria en latín significa día de fiesta. Feria es, además, zoco y rastro, con las demás connotaciones accesorias de verbena y festejo. En la feria se montan atracciones, carruseles y barracas para algarada de grandes y chicos, vecinos y forasteros.

Fiesta es descanso tras la labor cotidiana, diversión apacible, regocijo colectivo y asueto merecido. Es también festividad del patrón o patrona, romería y función. En lo místico, procesión y religiosidad; en lo profano, espectáculo y baile. Es, igualmente, juerga, jarana, domingada, gaudeamus y carnavalada. Hay cucañas y ceremonias, veladas y conmemoraciones, máscaras y cabalgatas, gigantes y cabezudos, toros y tracas, participación y concursos. Es, en fin, un agasajo y un obsequio para todos.

Existen diversos tipos de fiestas: de armas, de consejo, de pólvora y también las de guardar y de precepto. Un conocido refrán señala: holgar hoy, mañana fiesta, buena vida es ésta.

Yo les invito a que celebren las fiestas, pero sin aguarle a uno la fiesta; que estén de fiestas y guarden las fiestas, pero cuidado porque siempre habrá alguien que no esté para fiestas.

Al mismo tiempo apelo a las buenas costumbres y al derecho de los demás, respetando a cada uno sus creencias, ideologías y libertad, para que tengamos la fiesta en paz.

Dice un proverbio que no hay fiesta sin vino, ni olla sin tocino. No seamos fiesteros y bullangueros, tomémoslo con mesura y, a la vez, con júbilo, pero con orden no venga alguien y nos diga: se acabó la fiesta.

Fiesta es un deseo subjetivo de la persona de ruptura con lo cotidiano. Freud dice que la fiesta es un exceso tolerado e, incluso, ordenado; en suma, la violación solemne de la prohibición.

Fiesta es, por otra parte, una recreación de tradiciones colectivas. Es desmesura que arrastra a la persona fuera de sí, por encima de la rutina y normas habituales.

Los antropólogos opinan que, en las fiestas de los pueblos primitivos, el desorden transgresor y la explotación lúdica y dionisíaca alcanzan su más rotunda expresión. En esas sociedades la danza simboliza el grado más alto de una exaltación orgiástica de colores, sonidos y movimientos que, junto a la ostentación y el derroche, gratuidad y participación, definen la esencia de la fiesta.

En contrapartida, se señala la decadencia y degradación de la fiesta en las sociedades industriales. Aquí aparece el consumo, el deterioro de las relaciones interpersonales y la potenciación de los instintos de ostentación y posesión. La fiesta aparece asfixiada en una sociedad que solo vive para producir y consumir. La fiesta se comercializa; se pierden la gratuidad y la comunicación; se convierte en consumo de productos en solitario o en familia, pero sin participación colectiva. Hay un repliegue de la fiesta hacia la familia o hacia un círculo reducido de amistades. Se abandona la calle por la casa, las grandes celebraciones colectivas por onomásticas familiares, pero lo que no se pierde es el derroche, el exceso y la ostentación.

No obstante, en la gran mayoría de pueblos y ciudades de España aún se conservan tradiciones festivas: danzas y alabardas, cofradías y novenarios, dulzaina y tamboril, conciertos y dianas, convites y pólvora, misa y toros, procesiones y bailes, desfiles y tamboradas, carrozas y pasacalles, todo ello mezclado con cohetes y tracas y el reencuentro de familiares y amigos.

Es nuestra responsabilidad que estas costumbres se conserven y se transmitan a futuras generaciones.

Luis M. Garrido.
Abogado.



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