miércoles, 27 de mayo de 2015




ELECCIONES AUTONÓMICAS 2015 CLM


Elecciones 2015, ¿qué decir de las elecciones de Castilla La Mancha? Cambio de Gobierno, con un nuevo ejecutivo en coalición, y fin del bipartidismo. Este es el hecho, pero analicemos el porqué.

En 2011, el PSOE pierde el Gobierno de la Comunidad.
En la campaña electoral, el PP criticaba duramente una nueva ley electoral aprobada por el Gobierno de entonces, liderado por Barreda. Las críticas, totalmente fundadas, se basaban en que dicha ley había cambiado el número de escaños en las provincias, de tal forma, que sólo en aquella en la que el PSOE acostumbraba a sacar más votos que el PP, concretamente Ciudad Real, se mantenía un número de escaños impar. Por contra, Toledo y Guadalajara, donde los sondeos pronosticaban una victoria del partido de la oposición, se sumaba un escaño más a sus respectivos 11 y 7, quedando ahora en números pares.

Las consecuencias prácticas de dicha reforma son claras y resolutorias.
Así, en Ciudad Real, tradicional feudo socialista y sin ningún otro adversario político, el PSOE obtendría el escaño del desempate, el único escaño impar.
En el resto de provincias, en las que los resultados en las encuestas parecían ajustados, los escaños se repartirían por igual, pues al ser el número par y con sólo dos partidos en la escena política, sería necesaria una victoria abrumadora por parte de uno de ellos para que pudiera arrebatar al otro un escaño.
Ello garantizaba una victoria del PSOE.

Pero quién le iba a decir al PSOE, que su supuesto de hecho era erróneo: la voluntad ciudadana, el voto del pueblo, no siempre se puede prever, y los datos de elecciones anteriores no son invariables.
Así, provincias en las que creía aseguradas los escaños por reparto equitativo, el voto cambiaría radicalmente. La sorpresa fue, fundamentalmente, Guadalajara, donde quizá por el incendio, quizá por la misma razón que en las demás, el voto del PP superó notablemente al del PSOE, arrebatando a éste un escaño y dándole en la provincia un reparto de 5 a 3. Guadalajara sería la clave, permitiendo gobernar por primera vez al PP, acabando con décadas de Gobierno socialista.

Ironías de la vida, su propia ley electoral, aprobada para ganar, acabó por castigarlos, haciéndolos perder y, quiero pensar, reflexionar acerca del voto perpetuo de los ciudadanos hacia los mismos partidos.

Pero analicemos ahora el Gobierno de Cospedal, donde la historia se repite. Después de criticar y criticar aquella ley electoral, que finalmente les ayudó a ganar las elecciones, se plantean el reto de afrontar la elaboración de una nueva, pues no les pareció suficiente restaurar la antigua y pensaron que en la ciencia de la estadística y probabilidad, y por qué no la clarividencia, eran más sabios que sus predecesores.
No aprendieron que los ciudadanos, o al menos no todos, no tienen un voto fijo a un partido.
Así las cosas, aprueban una nueva Ley Electoral con dos puntos controvertidos y en dos fases sucesivas.

El primero, un nuevo reparto de escaños que como no, da número impar a las regiones donde el PP había obtenido más votos que el PSOE. De esta forma, de nuevo y al contrario, el PP obtendría siempre un escaño más que el PSOE, en Cuenca, Guadalajara y Toledo; y, en las demás provincias, Albacete y Ciudad Real, se los adjudicarían por igual.

Y el segundo, una reducción del número de escaños, de 49 a 33. Ello supone que para que un partido saque un escaño en la Comunidad tiene que obtener un gran número de votos. De esta forma, los nuevos partidos emergentes tienen más difícil su presencia en las Cortes.
Así lo refleja el hecho de que Ciudadanos y Podemos hayan obtenido el mismo número de votos y, en cambio, Ciudadanos no tenga ningún escaño y Podemos obtenga 3.

Sin embargo, al igual que sus mentores en el uso de las leyes electorales se equivocaron con el voto fijo. Si las elecciones anteriores habían demostrado que los ciudadanos no votan siempre al mismo y habían cambiado de bando, el PP pensó que sus nuevos votantes no cambiarían, apoyándolos y dándoles un nuevo gobierno.
No contaban con el increíble auge de los nuevos partidos, pensando que aquel filtro que proporcionaba el reducir el número de escaños, impediría entrar a las dos nuevas fuerzas políticas.
No contaban con que la gente está harta de corrupción, recortes, ideología sin definir, y, por qué no, de los mismos chorizos con distinto collar que llevan años calentando la misma silla, sin importarles los problemas reales de los ciudadanos de a pie.
Y así, numerosas personas cambiaron, dejaron de votar a PP y PSOE, y depositaron su confianza en los nuevos partidos. No nos equivoquemos, tanto PP como PSOE han perdido un gran número de votos. Podemos y ciudadanos obtienen cada uno un 9% de los votos.
Ciudadanos, por desgracia, a pesar de su buen resultado, se ve claramente castigado por esa ley electoral, cuyos resultados habrían podido ayudar a ganar a Cospedal: obteniendo un sólo escaño podría haber tenido la llave para el Gobierno de la Comunidad.

Pero el karma impredecible y algo justiciero, hace que podemos consiga 2 de sus escaños en aquellas provincias con números impares que el PP creía ganadas, de suerte que PP y PSOE obtienen un empate en las mismas y Podemos irrumpe en el Congreso. De nuevo, Guadalajara, fundamental, al que se añade Toledo.

Otra ironía de la vida: la nueva Ley electoral del PP, aprobada para ganar, la hace perder el Gobierno de Castilla la Mancha.
De no haber aprobado la nueva ley electoral, de haber restaurado la ley que siempre reguló las elecciones de la Comunidad salvo la de 2011 y cuyo número de escaños era de 47; de no haber querido usar de la misma estratagema que en su día criticó, el reparto habría sido muy distinto: PP 20; PSOE 19; Podemos 4; y Ciudadanos 4. Dicha Ley le habría permitido Gobernar con un hipotético pacto con Ciudadanos.

La cuestión ahora es: ¿habrán aprendido la lección o seguirán pensando que los ciudadanos somos borregos que vamos a votar a partidos fijos sin saber el qué o porqué los votamos?
Parece claro que deberá aprobarse una nueva Ley electoral, entre PSOE y Podemos, ¿será una nueva artimaña? Pronto lo veremos.

Cristina Garrido Virtudes.

Licenciada en Derecho. 

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