martes, 16 de septiembre de 2014

HISTORIAS DEL DESPILFARRO: JAÉN Y PARLA.


La primera vez que estuve en los Juzgados de Jaén me llevé varias sorpresas. La primera, no por inesperada, fue por la dispersión de las sedes judiciales que, aunque cerca unas de otras, no reúnen las mínimas condiciones de funcionalidad. La segunda, la falta de togas, incluso en la Audiencia, diciéndome en el Colegio de Abogados que no las devolvían, lo que supone una imputación grave a los compañeros jienenses. Y la tercera la falta de aparcamiento.

Pero, lo que sorprende, sobre todo, son las líneas de tranvías que surcan las principales vías de la ciudad y que están sin uso. Ha leído sobre el tema y, al parecer, nunca se han puesto en funcionamiento porque su viabilidad sería antieconómica (seis millones de euros anuales en mantenimiento). Y así, el Ayuntamiento, después de invertir en el proyecto más de 120 millones de euros, ha aparcado el tema, a pesar de contar con las máquinas y los empleados, los cuales hacen prácticas los fines de semana.

Sorprende, por tanto, que entrando a Jaén por la Avenida de Madrid veas raíles enmoquetados con césped artificial, catenarias y paradas desiertas y avenidas (como el Paseo de la Estación) de cinco carriles con los tres centrales inservibles y que se utilizan para paradas de carga y descarga.

No entro en polémicas partidistas: si es viable que se utilice, si era inviable que se pida responsabilidad a los ejecutores.

Otro tranvía que sí se utiliza es el de Parla, pero las opiniones que he oído no son positivas; unos hablan de servir de paseo a los jubilados; otros se quejan de que no llegue al Hospital; los más opinan que ha partido la ciudad; los menos que es un trasporte público limpio y no contaminante.

Tampoco entro en polémicas, pero intente entrar con su vehículo por el centro de Parla y me contará dónde puede aparcar para realizar sus gestiones, bien sea en el Ayuntamiento o en las Notarías o Bancos.

Solo sé que Jaén y Parla lideran la lista de Ayuntamientos de España más endeudados y que, junto a algunos ayuntamientos más, están siendo fiscalizados por el Tribunal de Cuentas. Pero no se alarmen, también sabemos que este tribunal solo fiscaliza los ejercicios prescritos con lo que la impunidad está asegurada.

Malgasté el tiempo y ahora el tiempo me malgasta a mí (Shakespeare).

Luis M. Garrido.
Abogado.



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